La noche ayer estaba muy agradable, el buen tiempo que se ha venido sin dejarse presentir ha bordado los árboles del barrio que ya llueven azahar desde hace algunos días e impregnar la ciudad. Sevilla ya huele.
Sobre los aún cálidos adoquines se rachean los pasos y sin estridencias, la música que ayuda al compás de los costaleros se mezcla con las voces de los capataces.
En la visión de unas parihuelas de ensayo en la noche convergen lo que tiene de fantasmagórico con la ilusión presentida de lo que anuncian.
Anoche en El Porvenir, el Domingo de Ramos se atisbaba en las calles.
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