jueves, junio 15, 2006

Mi Colegio y III


Con el tiempo llegaron las fiestas para el viaje de fin de curso de los alumnos de último cursos, los de COU. Aquellas fiestas no entrarían en los esquemas sociales de hoy, pues sería impensable que en un colegio se celebrasen fiestas con aires de discoteca en el patio si hacía bueno o en el gimnasio si llovía. Se ponían carteles hechos a multicopista por las calles cantando las excelencia de la música y de las copas asegurando que eran mejores fiestas que las de otros colegios. En esas fiestas caían los primeros cubatas, que sabían a rayos, pero que deberían cumplir su misión de ir curtiendo el estómago. Al principio pasaban las horas viendo a las niñas y haciendo el oso como si bailáramos, cuando pasábamos a formar parte de “los mayores” ya se conseguían acercamientos más serios, casi siempre infructuosos; hasta que llegaba el momento de conseguir algún que otro triunfo amoroso. Recuerdo como una experiencia deliciosa aquellas fiestas, los preparativos cuando nos tocó organizarlas, los cuadrantes turnos de trabajo por horas (puerta, guardarropa y barra), las primeras borracheras, por supuesto porque la bebida había sentado mal, que le daban más problemas a los que no la habían cogido y tenían que llevar al doliente a su casa después de que hubiera quedado incapaz. Las recogidas infames de la mañana siguiente en la que arrastrábamos la paliza de la noche anterior entre los restos del naufragio para que el lunes allí no hubiese huella de lo que había pasado. Todo ello te hacer ver que estás en condiciones de decir eso de ¡qué tiempos aquellos!
Yo llegué a tener las llaves del colegio siendo alumno, ya echaría horas allí para llegar a ese punto, ocurría que había un grupo de alumnos que llevábamos toda la vida en el colegio, para los que este se había convertido en nuestro patio de juegos después de acabar las clases y a base de horas nos habíamos convertido en parte del paisaje del Alfonso X.
En fin que así transcurrieron muchos años, el colegio ya no existe ahora allí hay una cosa llamada EUSA, pero para nosotros siempre será el Alfonso Diez.

1 comentario:

del porvenir dijo...

Lo veo a menudo pues tiene el despacho junto a mi casa. Se los daremos. Un abrazo hermano (aunque seas "iginiero")