sábado, diciembre 30, 2006

FELIZ 2007


Con San Silvestre despedimos el año, en nuestro Parque hace ya más de diez que el día 31 de diciembre se celebra una carrera en la que los aficionados a eso de correr despedimos el año y hacemos propósitos atléticos para el próximo. Este año, además, hace unos días se celebró una carrera navideña con la participación de muchos niños, ahí está el mío entrando en meta.

Despido el año en el blog con una de mis grandes pasiones: el atletismo.

Que 2007 llegue colmado de felicidad, esperanza para todos y, sobre todo, de PAZ.

viernes, diciembre 22, 2006

FELIZ NAVIDAD

Su imagen es reflejo de la dulzura de la madre en el nacimiento de su hijo. Que el Dios que se hace hombre, como decribe la profecía de Isaias, sea Principe de la Paz y que con ella inunde nuestros corazones.
Mis mejores deseos en esta Navidad para todos los que paseis por aquí y para los vuestros.
Vicente

Virgen del Prado que preside el altar mayor de la Parroquia de San Sebastián (foto de la web parroquial)

jueves, diciembre 14, 2006

Aquí están los millones


Aunque la cantinela en euros no suena igual que en pesetas, lo importante es lo importante. Aquí está el Gordo de 2006 para adquirirlo "RAZÓN EN SAN SALVADOR s/n". Yo lo he advertido, después vendrá el llanto y el rechinar de dientes.

miércoles, diciembre 06, 2006

Establecimientos de El Porvenir (¿terminamos?)

Este capítulo va tocando a su fin, he tratado de barrer todo el comercio y similares del barrio, ya quedan pocos en mi memoria que no hayamos mencionado.
En el apartado de olvidos, me recordaban el otro día la Academia de Inglés que durante un tiempo puso mi amigo Juan Durá en la que fuera casa de la familia Borbolla en la calle Porvenir, casi frente a Palacios.
Para ir rematando, una mención especial tal vez merezca la histórica Bodega de Revilla, en Río de la Plata 1, personaje que debió ser harto peculiar y muy vinculado a la Hermandad, aunque yo no lo conocí, pero recuerdo las batallas tan singulares que de él contaba mi recordado Manolo Palomar, yo de aquel bar recuerdo unas puertas abatibles que tenía. Algún día contaremos una anécdota un poco irreverente.
Cerremos tema con el negocio actual de un amigo, el que fuera Supermercado SPAR, que hoy es el bar de Benjamín Martín de la calle Cruz, era el “súper” de nuestro compañero de clase Ciri, allí hacíamos algunos abastecimientos cuando teníamos jolgorio colegial. Ahora es mi parada habitual en los cafelitos de los sábados y se tapea bien.
Hasta aquí llega mi memoria, de momento. Cualquier aportación es agradecida en los comments o en vflores@us.es

lunes, noviembre 27, 2006

Centenario bético en El Porvenir


A pesar de que las cosas no van todo lo bien que algunos quisieramos, el sábado que viene se presentará en el campo del Real Betis el himno del Centenario. Curiosamente el himno interpretado por Rafa González Serna se ha grabado en nuestro barrio, en los estudios Audio Records, en la confluencia de las calles Progreso y Juan Pablos.
Además, decir que entre los niños que han intervenido en el coro infantil del himno han participado varios hermanos de la Paz (de los que se ven en la foto , el número 8 y los dos 4, además de algún otro que no sale)

La foto está tomada prestada de www.betisweb.com (pinchar para ver ampliada)

miércoles, noviembre 22, 2006

El colegio San Alberto Magno

Rebuscando en internet he encontrado este resto de la historia del colegio San Alberto Magno, de la calle Brasil, donde después estuvo el centro de salud y ahora hay una residencia de ancianos, no sabía que aún existiera, aunque sea en Dos Hermanas. ¿Reocordais que delante tenía un campo de voleibol?
"Fueron 50 años, los que en 1995 se celebraron en el Colegio por toda la comunidad educativa. Como se suele decir, desde entonces ha llovido...El pequeño edificio de no mas de 200 metros cuadrados de la calle Brasil del típico barrio sevillano del Porvenir a dado paso a otro de mas de 4000 metros cuadrados situado desde 1989 en la urbanización Los Cerros de Montequinto, Dos Hermanas (Sevilla), el patio de 100 metros cuadrados en el que se jugaban cinco partidos a la vez, es hoy 20 veces mas grande. Los profesores somos otros, pero aquellos que ya no están, sin dar clases, sin andar por los pasillos, todavía siguen con nosotros. Donde había Elemental Bachiller hay ahora Preescolar, Primaria, Secundaria, Bachillerato y COU...Pero al fin y al cabo, algo nos une a la historia; el espíritu de la enseñanza, el espíritu de San Alberto Magno. ¡Que dure otros cincuenta!."
La selección fotográfica está al caer, lo prometo.

lunes, noviembre 13, 2006

Viejos tiempos, aunque no tanto...



Para aquellos que recordeis que la vieja fábrica de gas no siempre fue un gimnasio. Aquí teneis una secuencia de fotografías del derribo de las instalaciones de lo que fue "La Catalana".
Gracias a mi buen amigo Ricardo que me las envió, están tomadas desde su casa en Genaro Parladé (junto a lo que hoy es Antares, para que se situen los descolocados)

Pinchando sobre las imágenes se pueden ver ampliadas



martes, noviembre 07, 2006

Lo que el tiempo se llevó




















Aquí teneis algunas imágenes tamadas de la fototeca de la Universidad deSevilla en las que aparecen casas originales de nuestro barrio, de las que sólo quedan algunas.

Pinchar sobre las imágenes para verlas ampliadas

domingo, octubre 29, 2006

D.Rafael y D.Pedro

Lo planteo como la pregunta de un juego. ¿Quiénes eran estos dos personajes esenciales en El Porvenir?, yo creo que todos los niños y los no tan niños pasamos por sus casas. Yo era más habitual de D.Pedro, con su rostro grave y su bigote, porque vivía en la calle Isabela junto al colegio y allá que me metían al salir de clase. A la de D.Rafael iba menos aunque también pasé por allí más veces de las deseables. Mi "ultima vez" con ellos fue con D.Rafael y el pobre estaba ya muy mayor, aún lo recuerdo en sus últimos años en los paseos que daba por los alrededores de su casa.
No dudo que sabeis a quienes me estoy refiriendo, ¿verdad?.

martes, octubre 17, 2006

Establecimientos de El Porvenir (volvemos a seguir)

Nos habíamos dejado atrás algunas cosillas que me habéis apuntado por línea interna. Como olvidar los Rótulos GEVI, podríamos recordar la fugaz presencia en la calle Porvenir de Radio Meridional, con los añorados Manolo Bará y Agustín Herpburn, que empezaba, también breve en el tiempo pero curioso en el nombre el Shimbu Kan Dojo Karate Do Soto Kai en la calle Gaspar Alonso.

La Imprenta de Encarnita, en Virgen de la Paz, pero imprenta imprenta, con sus máquinas, sus tipos y su olor a tinta. Pocas papeletas de la Cruz de Mayo del Alfonso X y de los viajes de fin de curso imprimimos allí. Nada más que una. Ahora están allí los Hare Krisna, Brama no se qué (o lo que sea, que no sé lo que son).
La Huevería de la Tita, ¿la recordáis? En la calle Virgen de la Paz cerca de Diego de la Barrera, toda llena de cajas de cartón hasta el techo.
Jardín de Infancia Virgen de la Paz, primero estuvo en Exposición, cerca de la farmacia y después pasó a Virgen de la Paz Frente a la huevería, fue mi primer colegio, con la señorita Pili.
La Peluquería de Arsenio, con los sillones blancos de barbería antigua y remate de las tardes con las partidas de dominó.
La Peluquería de Enrique, junto al taller, con esas fotos de peinados femeninos más rancios que un capillita en agosto.
El Taller de Juan Galeano, mi taller de motos, ¿cómo acaban metiendo allí semejante cantidad de vespas?.
El Taller del Titi, todos sabemos que las placas de prohibido aparcar allí no cuentan para nada los fines de semana.
Jardín de Infancia la Casita del Reloj, en San Salvador, frente a la calle Isabela, no sería desde luego porque no hubiera guarderías en el barrio.
Continuaremos

viernes, octubre 13, 2006

Por las calles de su barrio II



Como muchos sabeis soy nazareno del Señor de la Victoria, el próximo domingo día 15, Santa Teresa de Jesús en el calendario, nuestra Virgen de la Paz saldrá en rosario de la aurora. Aprovecho el momento para recordar a nuestro Crsito en la calle con un video prestado del yotube.

domingo, octubre 01, 2006

Por las calles de su barrio

Mañana del mes de octubre
la blanca Paz caminando
va despacio paso a paso
por las calles de su barrio
En unos día nuestra Virgen de la Paz volverá a pasar por las calles del Porvenir en el Rosario de la Aurora. (fotografía de la web de la Hermandad)

domingo, septiembre 24, 2006

El Colegio Alemán en El Porvenir

Inicio con este texto el recuerdo de los colegios que han tenido presencia en El Porvenir.
El Colegio Alemán, fundado por la colonia alemana en nuestra ciudad, llega a El Porvenir en diciembre de 1924, instalándose en la calle Montevideo nº26. Posteriormente, en 1931, se trasladaría a Brasil 13, al chalet llamado “Villa Aurelia”. El jardín de infancia “Kindergarten” se traslada a Brasil 8 en el 39.
Después de la II Guerra Mundial el terreno del colegio fue expropiado y este cesa su actividad.
En 1955 se crea el Centro Cultural Alemán y en agosto de ese año el gobierno de la antigua RFA subvenciona la reapertura del colegio. Se alquila la casa situada en la calle Brasil nº1 (ahí muchos ya podemos recordar su presencia), donde hasta 1945 había estado el consulado. La inauguración oficial fue en enero del 56.
En 1971 el colegio se distribuye en los chalets de la calle Montevideo, números 7, 9, 10 y 25.
El curso 1982-1983 fue el último del Colegio Alemán en El Porvenir, desde donde se trasladó a Sevilla Este.
Queda esta pequeña reseña en recuerdo de una institución que durante mucho tiempo fue muy significativa en nuestro barrio.

Dedicado a mi compañero de colegio Pablo Obladen, que llegó al Alfonso X después del cierre del Alemán y al que no he vuelto a ver desde aquellos tiempos.
Los datos históricos los he obtenido de la web http://www.terra.es/personal/dss-home/

P.S. Faltan las fotos pero estoy en ello...

martes, septiembre 12, 2006

HOY CUMPLE EL REAL BETIS 99 AÑOS




Tu corazón ya tiene un siglo
siente el calor de la afición
que está contigo

...siempre habrá alguien que diga
Viva el Betis "manque" pierda
y así sonarán los ¡Oles! al final de la Palmera

Ole, ole, ole...


http://www.youtube.com/watch?v=WSrDtC8xmtI

A todos los béticos de El Porvenir, donde estuvo el primer estadio de nuestro equipo... ¡FELICIDADES!

La fotografía corresponde a una imagen aérea de El Porvenir en la que se aprecia el campo del Real Betis, situado en lo que fueron las cocheras de autobuses, arriba a la izquierda se puede ver la parroquia y sus jardines. (pinchar para ver ampliada)

lunes, septiembre 04, 2006

Establecimientos de El Porvenir (seguimos)

Si seguimos avanzando por las calles de nuestro barrio podemos seguir recordando comercios y establecimientos, unos que han marcado nuestros días y que aún permanecen abiertos y otros que se perdieron en el tiempo.
En la calle Santa Rosa hay establecimientos con mucha historia en sus mostradores (otros como la Abacería la disfrazan, pero está bien)
El Estanco, es una de las instituciones del barrio, y allí está la foto que recuerda al bueno de Manolo
Bar Santa Rosa, digamos que era un bar “peculiar” donde ahora está la Abacería, en el chalet que hay enfrente, Pepe Murillo tuvo un barecito que estaba muy bien, hasta que se harto del bar con toda la razón del mundo.
Allí enfrente ha habido muchas cosas, Encarnita Morante tuvo una quincalla durante poco tiempo y años antes hubo una calentería,...
Casa Martín, otro emblema del barrio, con mi tocayo Vicente al frente, es un colmao en toda regla, con trastienda y escaparate. Un clásico.
Farmacia (c/Montevideo), estaba a la vuelta de la esquina de Vicente, no se podía despachar una farmacia en menos metros cuadrados.
Papelería de Esperanza, en la calle Brasil, con unos mostradores muy curiosos desde los que Esperanza repartía todo su afecto al que entraba, recuerdo los cromos en el escaparate, allí era donde me compraban los mapamundis para el colegio y los avíos para los trabajos manuales.
Peluquería Flores (Schwarzkopf), con su cartel con ese peazo de cabeza negra y ese nombre impronunciable.
Guardería Brasilia, antes los niños iban a guarderías y no a escuelas infantiles.
Pub Hollywood, con sus escaleras y su toldito rojo, ya está todo dicho.

Vamos a dejarlo aquí de momento, se agradecen comentarios ampliaciones y correcciones.
Continuaremos...

martes, julio 18, 2006

Buganvillas y hasta septiembre

Con este texto de Antonio Burgos titulado "Crónica de Buganvillas", en el que habla de El Porvenir y esta fotografía de la salida de nuestro Cristo del año 1943 (cita http://www.ctv.es/USERS/m_perez/foto3.htm) cerramos la temporada del blog hasta septiembre. Espero que hayais disfrutado con lo que estamos haciendo. Regresaremos continuando la línea iniciada y trataremos de incluir alguna novedad.
Buen verano a todos.
Crónica de Buganvillas
Os he visto, con la luz del largo atardecer de este junio tan caluroso que está como barruntando las primeras lluvias de las lágrimas de San Pedro. Os he visto, asombro de jardines, sorpresa de esquinas, tiempo detenido, corno os vi muchas tardes por esos otros barrios desde donde se oyen las campanadas del reloj de la torre de San Lorenzo, allá por los naranjos del compás de Santa Clara, allá por la Casa de los Bucarellis, allá por el Husillo Real, allá por las calurosas calles donde la ciudad se abre a la cegadora luz del río, con un recuerdo de fundiciones de Balbontín, de torres de perdigones de los plomos de Figueroa y de chimeneas de la fábrica de tornillos hechas a la medida de una murga de Escalera en la Alameda de chaquetas blancas y copitas de aguardiente de pasas.
Os he visto, humildes buganvillas sevillanas, no dentro de las murallas, no junto a espadañas gloriosas y torres triunfales, no junto a palacios y a conventos, no surgiendo al pie de la torre que pregona su humildad diciendo en latines que la más fuerte de todas es el nombre del Señor, aunque acto seguido se arrepienta de esa humildad, citando en su soberbia al Libro de los Proverbios. Vuestro mérito, humildes buganvillas sevillanas, es que me habéis emocionado cuando os he visto en el barrio del Porvenir, gloria de los chalés, paraíso de los arriates, con un viejo sabor de tranvías y de niñas del colegio de Santa Elena, de la casa del doctor Urra y del primer año que salió La Paz, de la botica de don Amando y del mostrador montañés de Palacios, de las boinas rojas que iban a Estoril desde casa de Pepe Acedo, de recuerdos de mítines en el Frontón Betis, o de perdidas melodías que nuestra juventud aún está buscando entre medias combinaciones y tardes de baile por el Betis Tenis Club.
Estabais, buganvillas del Porvenir, con mayor prestancia si cabe que cuando os encontré trepando por las tapias de los conventos, poniendo carmesí como un viejo pendón de Castilla la blanca cal de un corral con recuerdos de un conde. Estabais allí, humildes buganvillas sevillanas del barrio del Porvenir, emulando un desafío de colores, a cuál más roja, a cuál más intensa, a cuál más granate, a cuál más morada, a cuál más brillante. Y os puse, con la luz del largo atardecer de este junio que no acaba de llorar lágrimas de San Pedro, junto a todo lo que de Sevilla encontramos por los mares. Tiene San Fernando una bola del mundo en la mano y ahora que os miro, buganvillas del Porvenir, veo las flores que en esa bola el Santo Rey nos trajo del orbe para que Sevilla fuera más Sevilla: los naranjos de la China que a incienso nos huelen cuando florecen; los jazmines de Persia para que amemos a una mujer en una moña en estas noches del verano; los magnolios de Nueva Orleáns que junto al atardecer en la Catedral pusieron, ruiseñor en la piedra, como un homenaje a Cernuda; los nardos tropicales que estallan como fuegos artificiales en honor de una Virgen de agosto; las virreinales, azules, jacarandas; las blancas acacias que de América vinieron, como de Australia llegaron las amarillas que alfombraron estos días las aceras de la calle San Jacinto. Todas las flores de todo el mundo las hizo suyas Sevilla, como os hizo a vosotras, humildes buganvillas de las tapias. Quizá os lo enseñara, en la sentina del barco en que viajabais, el Conde de Bougainville, cuando os traía; quizá lo aprendierais al juntaos con nardos y azahares, magnolios y jazmines en la bola del mundo de San Fernando. El caso es que vuestras colores, tan valientes y africanas en Marbella, son aquí en Sevilla tan humildes y clásicas que no se atreven a pasar del morado de la túnica del Valle al rojo de nuestra bandera, blanca y colorá.

lunes, julio 10, 2006

Imagenes curiosas





Pinchando las imágenes las podeis ver ampliadas
El amigo Raimundo me ha mandado una foto aérea del barrio que no consigo subir al blog, debe ser por el volumen del archivo, estoy tratando de arreglarlo. Entre tanto os invito a que veais estas de la Plaza de América y El Porvenir inundado de 1948 procedentes de la fototeca de la Universidad de Sevilla. Disfrutadlas

martes, julio 04, 2006

Establecimientos de El Porvenir (seguimos)

Continuamos con los alrededores de Felipe II a ver si llegamos a rematar.
Dumbo. Histórico de la zona con unos 30 años a sus espaldas y sus tradicionales tertulias femeninas de mesa camilla.
El Primi. Entra por méritos propios este desaparecido bar (muy prigoso por cierto) que estaba a espaldas del 28 de Felipe II.
La Bodeguita. Al menos así la conocíamos, también a espaldas del 28, con sus estanterías de metalín, era lo que hoy llamamos una tienda de conveniencia. Para mi muy especial porque era donde me compraban los sugus, ni más ni menos.
Kioscos. El de Galloso ya cerca del Parque. el de Esperanza y Rosita, en la esquina de Bogotá (ahora con otros dueños). "El de las Brujas" auténtica leyenda urbana, ya desaparicido, en la esquina de Progreso, con sus tablas verdes y su rejilla metálica con un agujerillo delante, estaba regentado por dos hermanas con sabe Dios cuantos años. Dicen que estaba abierto las 24 horas del día, por eso paraban de noche allí los taxis...
Auto-escuela Pancho. En la esquina de Gaspar Alonso, frente a los coches de Vela, famosa por los reflujos pectorales de uno de sus docentes (yo aprendí a conducir ya en Bogotá)

Se agradecen las colaboraciones en forma de comment o en
vflores@us.es

continuará...

domingo, junio 25, 2006

Establecimientos de El Porvenir

Iniciamos una serie en la que iremos comentando establecimientos comerciales e industriales con un sitio en la historia de nuestro barrio. Si empezamos por la zona del entorno de la Av. Felipe II nos encontramos con:
Bodeguita de Manolito Villar (c/Juan Pablos), todavía aguanta, aunque no sabemos si por mucho tiempo, buen personaje "El Tito"
Transportes de Eusebio Herrasti (c/Juan Pablos), ¿recordais el almacen de camiones?
Fábrica de lámparas (Valparaíso) , donde ahora están las dependencias de la Universidad
Cafetería de Juan Ochoa (Felipe II) , cafetería que estaba donde ahora está la Tintorería Sonia, al lado hubo algún tiempo una quincalla que recuerdo vagamente
Bar Chipi (Felipe II), ¡el introductor del chipirón plancha!, al principio estaba junto a la puerta de los autobuses, donde está el bar autobús, después paso en frente al número 32, y allí están aún sus persianas cerradas.
Supermercado Los Andes (Felipe II), de Ángel Perez, de los de Casa Palacios, era un supermercado de los de toda la vida. Ahora, como no, hay un banco.
Estanco (Felipe II), hay siguen los dos hermanos a pesar de la Ley Antitabaco
Peluquería Gazo (Diego de la Barrera), Juan empezo en Diego de la Barrera, su local se integró después en Los Andes y luego paso a su ubicación actual
Supermercado (?) (Felipe II esquina con Diego de la Barrera), no recuerdo el nombre, pero había un supermercado donde ahora está el BBVA, tenía dos plantas y unos tornos que entonces eran un espectáculo para un niño.
Droguería de El Rutina (Progreso), ya hemos hablado de este comercio espectacular, sin dias rojos en su calendario laboral. ¿Recordais su mostrador de madera oscura?.
La imagen del papel de envolver de Casa Palacios, me la envía mi amigo Ricardo de Antonio, memoria prodigiosa para las cosas más inverosímiles y absurdas, tengo que invitarlo a que escriba algo en el blog.
continuará...

jueves, junio 15, 2006

Mi Colegio y III


Con el tiempo llegaron las fiestas para el viaje de fin de curso de los alumnos de último cursos, los de COU. Aquellas fiestas no entrarían en los esquemas sociales de hoy, pues sería impensable que en un colegio se celebrasen fiestas con aires de discoteca en el patio si hacía bueno o en el gimnasio si llovía. Se ponían carteles hechos a multicopista por las calles cantando las excelencia de la música y de las copas asegurando que eran mejores fiestas que las de otros colegios. En esas fiestas caían los primeros cubatas, que sabían a rayos, pero que deberían cumplir su misión de ir curtiendo el estómago. Al principio pasaban las horas viendo a las niñas y haciendo el oso como si bailáramos, cuando pasábamos a formar parte de “los mayores” ya se conseguían acercamientos más serios, casi siempre infructuosos; hasta que llegaba el momento de conseguir algún que otro triunfo amoroso. Recuerdo como una experiencia deliciosa aquellas fiestas, los preparativos cuando nos tocó organizarlas, los cuadrantes turnos de trabajo por horas (puerta, guardarropa y barra), las primeras borracheras, por supuesto porque la bebida había sentado mal, que le daban más problemas a los que no la habían cogido y tenían que llevar al doliente a su casa después de que hubiera quedado incapaz. Las recogidas infames de la mañana siguiente en la que arrastrábamos la paliza de la noche anterior entre los restos del naufragio para que el lunes allí no hubiese huella de lo que había pasado. Todo ello te hacer ver que estás en condiciones de decir eso de ¡qué tiempos aquellos!
Yo llegué a tener las llaves del colegio siendo alumno, ya echaría horas allí para llegar a ese punto, ocurría que había un grupo de alumnos que llevábamos toda la vida en el colegio, para los que este se había convertido en nuestro patio de juegos después de acabar las clases y a base de horas nos habíamos convertido en parte del paisaje del Alfonso X.
En fin que así transcurrieron muchos años, el colegio ya no existe ahora allí hay una cosa llamada EUSA, pero para nosotros siempre será el Alfonso Diez.

martes, junio 06, 2006

Pobre quien no ve a la Virgen delante del Simpecado...

lunes, mayo 29, 2006

Bielorrusia


La labor asistencial de las hermandades ha llenado páginas y páginas en la vida de estas, en unos casos con mayor protagonismo en las corporaciones y en otros como un elemento secundario en la actividad desarrollada.
Las hermandades de Sevilla realizan un labor de mucha más envergadura de la que los propios cofrades llegamos a tener conciencia. Las denostadas Bolsas de Caridad han resuelto en silencio muchos problemas en Sevilla, muchos. Ahora bien, casi siempre hemos pecado de no tener capacidad para generar un tejido social coordinado, no se ha llegado mucho más allá de la puerta de la casa-hermandad y, desde hace poco tiempo, de la colaboración entre las hermandades de un día u otro. Un capital humano y un potencial económico como el de nuestras cofradías merecía un mayor sinergia, que permitiera una acción conjunta mucho más eficaz y de mayor calado social en la ciudad.
Con el proyecto de acogida de niños bielorrusos ha llegado esa aspiración. Hermandades de Sevilla y de su provincia acogen cada año a cientos de niños afectados por la catástrofe nuclear de Chernobil, ofreciendo períodos de saneamiento que, según parece, suponen un elemento vital para reducir el impacto de la radiación residual existente en las regiones donde viven. Con este proyecto, hemos aunado esfuerzos, multiplicado resultados y recibido de ellos más de lo que nunca podíamos imaginar; no sólo porque participan muchas hermandades, si no porque, al tiempo, en ellas son muchas las familias y muchas las personas que se implican directamente como hogares de acogida. Si antes, la labor trascendía poco más allá de las diputaciones de caridad, las juntas de gobierno o si acaso media página en los boletines, ahora son muchos los actores principales de esta digna tarea.
En nuestra hermandad, aún más si cabe, debemos estar particularmente orgullosos de que este trabajo, que dura casi todo el año, lo desempeñen hermanos muy jóvenes, sin más ambición que ser las manos del Cristo de la Victoria. Gracias.

martes, mayo 23, 2006

Mi Colegio II

Allí hice la comunión preparada con las clases que nos daba un profesor jubilado del colegio que vivía en el internado, que nos metía un miedo horroroso en el cuerpo porque era más serio que el Viti tres veces y, por si fuera poco, le faltaba un brazo que decían había perdido en la guerra, con lo cual el cuadro que componía D.José Monge, que es como se llamaba, era como para un chiste. De allí salí para Rota, con la incomprensión que para un niño suponía el tener que dejar todo lo que había sido su vida hasta entonces. Y allí volví pasados unos años para reencontrarme con mi barrio y con los que habían sido mis compañeros y mis profesores hasta mi marcha.

Cuando volví empecé a jugar al balonmano, allí no se jugaba a otra cosa. El patio ya era de hormigón pulido. Recuerdo los muchos colegios por los que íbamos a jugar, algunos con patios que hoy serían increíbles, como uno de Valdezorras en el que cuando botaba la pelota no sabías para donde iba a salir de las piedras que había en el suelo, también he sufrido al visitar algunos de esos colegios veinte años después y comprobar como allí seguían las mismas porterías y el mismo suelo ahora ya resquebrajado por el paso del tiempo.

La vuelta me llevó también a encontrarme con la cruz de mayo del colegio, en los primeros años era un increíble despliegue de artesanía cofradiera salida de los trabajos manuales. Los pasos, pues tenía un palio para la Virgen de Lourdes, tenían una estructura atornillada de perfiles de metalín y escuadras con las que ensayaban los mayores por el sótano del colegio con mi amigo Joselín subido encima para hacer más duros los entrenamientos costaleros. La cruz de mayo fue evolucionando hasta convertirse en un autentico referente en el Porvenir cuando llegaba el mes de mayo.

lunes, mayo 15, 2006

Salir de nazareno

La figura del nazareno ha sido objeto de análisis de muy diverso tipo, generalmente, cuando se escribe de ellos se les trata como actores secundarios de la cofradía, mayoritarios y necesarios, pero secundarios al fin y al cabo. A los costaleros se les considera los depositarios del esfuerzo cuasi heróico, los más de los capataces pasan a ser personajes admirados y a conformar sagas legendarias, el virtuosismo de los músicos y su constancia merecen un reconocimiento más allá de las grabaciones para la posteridad, están los imprescindibles auxiliares que “van por fuera”; así podríamos seguir con muchos personajes de nuestra Semana Santa. Sin embargo los nazarenos quedamos en personajes de reparto, somos los que generamos los cortes de la cofradía, no dejamos andar los pasos (quien no ha escuchado voces destempladas diciendo eso de “...los nazarenos para adelante.”), si los pasos han de lucirse aguantaremos estoícamente los parones,... Todo ello con la sublime e inexplicable satisfacción de acompañar a las imágenes de nuestra devoción con el orgullo de vestir la túnica de nuestra hermandad.
En algún momento, con la valentía de los dieciocho años, probé salir de costalero, el placer de sentir el peso de la trabajadera, sabiendo que llevas al hijo de Dios en los hombros, y compartir los momentos de fraternidad plena de una cuadrilla son difícilmente explicables. Tuve la suerte en los primeros ensayo de coger sitio, en la corriente de la penúltima trabajadera. Hoy debo de reconocer con todas sus letras que me rajé, me rajé unas semanas antes, con excusas vagas de un leve dolor en la rodilla. Pero en mi descargo debo decir que no lo hice por miedo o por debilidad ante el trabajo. Lo hice porque no soportaba la idea de no vestir mi túnica. Así de simple. No podía imaginarme a cara descubierta con un costal bajo el brazo, no soportaba la idea. Yo siempre había sido nazareno y desde lo más hondo de mi ser no me podía ver de otra manera. ¿Absurdo?, no digo que no. ¿Imposible de entender?, tal vez. Pero no podía renunciar a mi sitio entre las filas de nazarenos bajo el anonimato del antifaz y en la certeza de que cada uno tiene un sitio en la cofradía y de que ese, y no otro, será siempre el mío. A veces pienso que pronto, tal vez, llegará el momento en que opte por renunciar a mi sitio y marcharme al tramo que corresponda a mi hijo, que ahora, por su edad, me acompaña a mí en el mío. Si llega el caso no lo dudaré, con la misma ilusión con la que ahora me vuelvo en Río de la Plata a ver a mi Cristo Victorioso bajo el medio punto de San Sebastián lo imaginaré cuando esté saliendo y yo pueda estar ya próximo al Parque acompañando a mi nazarenito en el segundo o tercer tramo.

martes, mayo 09, 2006

Mi Colegio I


Pocas cosas dejan tanta huella en uno como los años de colegio y las experiencias que en él se viven. Yo estudié en el Alfonso X el Sabio (pronúnciese Alfonso diez el Sabio), en una calle con mucho sabor indiano en su nombre, la calle Isabela. Le tengo un especial cariño a mi colegio, entre otras cosas por las personas con la que allí conviví, los amigos que hice y por las muchísimas horas que pasé en él, incluso después de haber terminado los estudios.

Llegue al Alfonso X con cinco años y, con un paréntesis roteño, salí con diecisiete caminito de la universidad. Parece evidente que en tantos años fueran muchas las cosas que allí vividas me marcaran y dejaran huella. El colegio había llegado al Porvenir con mucha historia a sus espaldas, pues la sede original había estado nada más y nada menos que en la casa palacio de los Sánchez-Dalp, en la plaza del Duque, la que cayó bajo la infame piqueta del desarrollismo para dejar paso al primer centro comercial de Sevilla, abriendo en canal una de las plazas por entonces más bellas de la ciudad. De allí en busca de alumnos, que es por lo que se mudaban los colegios, llegó hasta un barrio que en ese momento comenzaba su expansión demográfica al otro lado del Parque.
En mis primeros cursos las clases estaban en el semisótano desde los bajos se iban ascendiendo plantas conforme se iban ganando etapas y cursos. Yo fui un niño de la EGB, entonces me parecía prehistórico que los mayores hablaran de las reválidas, el preu y esas cosas, ahora los niños piensa lo mismo de nosotros al escuchar las siglas de la educación general básica o del bachillerato unificado polivalente (por cierto, que horror de nombre). Entonces el patio del colegio era de albero y sobre su amarillo se pintaban con una carretilla, que iba vertiendo el polvillo de tiza poco a poco, las líneas del campo de balonmano, que siempre fue el deporte insignia del Alfonso X. Ese albero se encharcaba con las lluvias y delante de los vestuarios se formaba una charquera impresionante, tan grande era que estando en segundo curso me caí en ella durante un recreo y me sacaron con barro de la cabeza a los pies. Yo entonces no estaba mucho más preocupado que de hacer deberes y emular dando patadas a una pelota, a un bote o a los que fuese las hazañas de Javier López, mi héroe bético; los recreos eran continuos derbis locales en los que daba igual el número de jugadores por equipo, lo importante era defender con denuedo al equipo de nuestros amores, y sacarnos los consiguientes cardenales en las espinillas.

martes, mayo 02, 2006

Los Principios

Son los mios, pero en parte también serán los vuestros

Yo no iba a ser menos, a finales de los años sesenta los niños ya no nacían en sus casas, al menos la mayoría ya no lo hacían y, ya digo, yo no iba a ser menos. Pero, con todo y con eso, no lo hice muy lejos de donde después fui a criarme. Nací en la clínica de Fátima, justo donde nace la avenida de la Palmera, a ladito del Puesto de los Monos, y muy cerca del que para siempre sería mi barrio, El Porvenir. Desde allí, desde los límites del Parque vine a la vida y fui teniendo conocimiento de ella.
Todo lo que la vida y los días van poniendo ante los ojos de un niño y que poco a poco van forjando la personalidad que nace del entorno más cercano lo recibí allí. Desde Felipe II, desde los bloques de pisos que por aquella época ya habían ganado definitivamente la batalla de la vivienda, hasta los hotelitos que nacieron al albur de la Exposición del año 29. Allí tuve la suerte de nacer, de encontrar los primeros amigos, los primeros juegos, el colegio que me marco para siempre, en definitiva, los pliegues de la memoria que se guardan en los últimos rincones de los recuerdos.
Los nombres de la carrera de Indias fueron dando escenario a mis caminares diarios. Isabela (donde estaba mi colegio), San Salvador, Río de la Plata, La Paz (a la que se antepondría Ntra Sra.), Porvenir, Montevideo, Brasil, Bogotá,... son las primeras calles de mis recuerdos en mi barrio, y de las miradas de refilón a las niñas de las faldas verdes con cuadros escoceses de la Compañía. Un barrio solitario. Un barrio con fronteras naturales que marcaron, y mucho, a los que allí se criaron; por un lado el Parque, por otro lado la vía del tren, por otro los solares y el puente de la Enramadilla, y por último la fábrica de gas. Es que, de verdad, entonces era un barrio cercado. Curiosamente cada uno de los límites viene a representar un recuerdo concreto, y cada cual peculiar en sí mismo. El Parque, verá el lector que me resisto a darle más nombre que ese, como no puede ser de otra forma, me acerca a los paseos infantiles en días de fiesta a echar arbejones a las palomas, a comer barquillos y a corretear por la plaza de América. Cuantos sustos dio a las madres la vía del tren, aún quiero oír, de vez en cuando, al pasar por allí la campana del paso a nivel que anunciaba la inminencia del ferrocarril y de aquellos talgos grises con sus franjas rojas; es curioso que la gente del Porvenir todavía llamamos a ese cruce “el paso a nivel”, cuando tantos años hace ya que las vías dejaron de verse por allí. Los solares de la Enramadilla, donde desde mi ventana del colegio vi nacer y crece los pisos de la Huerta de la Salud, era para nosotros el campito donde los compañeros que venían en autobús esperaban su línea o, llegado el caso, donde se dirimían los desencuentros escolares que la disciplina del colegio impedía que se litigase como estaba mandado; todo los más un cardenal o un brecha y todo el mundo en paz. Por último, la fábrica de gas, de la que aún quedan en pie testigos de su arquitectura industrial de principios del XX, era una frontera difícilmente traspasable, pero de vez en cuando había la posibilidad de saltar sus tapias para jugar al fútbol en el campo que había dentro del recinto; allí lo más que podía pasar era que llegases a casa un poco enhollinado o que el guarda te echase, quizás esto último tuviese la emoción de hacer algo no permitido, pero tampoco llegaba a ser heroico, las cosas como son.
Esos son los recuerdos primarios, una guardería en los bajos de una casa en la calle Exposición que después pasaría a la vuelta de la esquina, se llamaba Virgen de la Paz, no podía ser de otra manera, y algo más tarde el colegio que recibía nombre del Rey Sabio, y que para cuyos alumnos nunca fue Alfonso Décimo si no Alfonso Diez. Unas calles que aún se parecen a lo que fueron y unos descampados que ya no existen. El puesto de Juan tampoco está allí, donde con suerte pillábamos alguna chuchería. Pero sus gentes seguimos siendo los mismos. Allí volvemos como llamados por esos arcanos que nos hacen regresar, necesaria o innecesariamente, a lo que queda de ellos en las calles de nuestra infancia, a Casa Palacios, a la peluquería de Juan Gazo, a la carnicería de Esteban o al colmado de Vicente. Ya no están La Clave ni “el Rutina” para los desavíos imposibles, ni la Bodega Flores, la de las primeras cervezas, ni la panadería de los Pineda con sus carteles pintados de “Pan y Tortas”. No habrá más pintores ni albañiles, con sus monos machados, viéndonos pasar de vuelta del colegio desde los ventanales del Bar Enrique en Diego de la Barrera. La barbería de Arsenio echó el cierre con las últimas partidas de cartas, como antes lo echaron Los Andes y la huevería de Virgen de la Paz. Poco más, pero ni más ni menos. Que sería de nosotros sin esos recuerdos, que quedaría de nosotros si no fuésemos capaces de recordar una cara o un momento, en las esquinas que forjaron los cimientos de nuestra memoria. Mucho se perdió, también mucho queda y lo que no está permanece en nuestras imágenes con la idealización que da el tiempo que, aunque algo olvide, también es un buen aliado para el cariño de la infancia que perdimos.

La manita del monaguillo

Artículo publicado en el boletín de la Hermandad de la Paz en 2005



Por la edad era imposible mantener el recuerdo nítido; pero las fotografías en blanco y negro sobre papel duro atestiguaban la certeza de aquellos días, de aquellos años ya algo lejanos. Un crío de tres años vestido de monaguillo de la mano de un nazareno. Es una tarde Viernes Santo por la calle Castilla, con brillos de raso en las túnicas. En otras aparece repartiendo caramelos a sus primos o bajando por el callejón de la O.
El monaguillo fue creciendo, las fotografías irían dando fe del paso del tiempo, ya afianzado en unos recuerdos claros. Cosas de la vida, el anclaje de la devoción terminaría llevando sus más profundas cogidas hasta las calles olvidadas del Porvenir. Allí, entre las luces blancas reflejadas por las casas, como si guardaran el pasar de los nazarenos de la Paz, esperaría que algún día los deseos que la juventud ve tan lejanos se viniesen encima como una tromba que nos da de cara con el pasar de los calendarios. “... Algún día mi hijo me acompañará a mi igual que yo acompañé a mi padre”. ¿Sería posible que aquello hubiese dejado de ser un anhelo para convertirse en una felicísima realidad?. Allí estábamos, era la mañana del Domingo de Ramos, de esos como Dios manda, Domingo de Ramos de sol y calores, de estrenos de primavera. Mañana radiante y deseosa de cofradías. Un año más Domingo de Ramos, pero que distinto Domingo de Ramos.
El nazareno salía de aquella casa de la que tantas veces lo había hecho llevando orgulloso los aires de su capa. Por primera vez no iba sólo, un monaguillo, su monaguillo, lo acompañaba. Como si fuese plenamente consciente de lo que sentía aquel nazareno, el monaguillo rechazaba todas las manos de la familia para buscar la de su padre. Parecía saber que esa mano era la que lo debía guiar en aquel primer trance, si la fe en primera instancia es una herencia de nuestros padres, que mejor plasmación de ello que esa manita buscando la del nazareno. Llévame tú. La sonrisilla ilusionada, el canastito pletórico de caramelos, las ropas de raso granate, que por aquello de la fuerza de las imágenes y del cariño a las divinas maderas que escucharon nuestras alegrías y nuestros pesares, en el cuadrante de la cofradía siempre nos buscaremos entre las escasas listas del Señor de la Victoria.
No podía haber cumplido sueño más grande, las calles del Porvenir se abrían a nuestro paso, él no lo recordará, pero también tendrá fotografías que le mezclen la realidad con los primeros claros de la memoria. ¡Monaguillo dame un caramelo!. Ya no cabía mayor felicidad en un Domingo de Ramos, allí ante los dorados del portentoso canasto mis ojos buscaban los ojos al cielo de mi Cristo, queriendo explicarle todo aquello que sentía y que Él ya sabía. En verdad no cabe amor más grande que el del que da su vida por los demás, como tampoco se puede sentir mayor amor y más tierno que el que se tiene a los hijos.
Mientras tanto, las filas de nazarenos apresuradas van pasando ante nosotros. Dame la manita que ya se han abierto las puertas y la Paz ya está en la calle.

lunes, mayo 01, 2006

Los nazarenos, siempre los nazarenos


Artículo publicado en la revista Sevilla Cofradiera en la Cuaresma de 2006


Han sido muchos, muchos los años en los que como nazareno fui perdido entre las filas que engrosan los tramos de la cofradía. Muchos los años en los que la música que acompañaba al paso no era más que un rumor lejano y un retumbar constante que hacía eco en los oídos bajo el antifaz. Había veces en los que la cofradía reposaba su caminar hasta desesperar a los muros de la universidad, el foso, como el muro de los maratonianos, el foso era un rato temible. Esos adoquines, que hoy me resultan un mero paréntesis entre la ciudad y su parque, se me aparecían como algo terrorífico a compartir con mis compañeros de filas, también con experiencia de parones inverosímiles para críos de 10 ó 12 años. Años en los que el tránsito por la gran avenida del parque, a los pies de las torres de la Plaza de España, se hacía una travesía inacabable con los pies del nazarenillo reconociendo sensaciones desconocidas.
Hoy, que los años me han llevado a las últimas parejas no olvido aquellas vivencias. Cuando cerca de los ciriales puedo volverme a gozar con el andar sobre los pies del inmenso canasto contemplando la mirada perdida de mi Cristo, también se me va el pensamiento a los nazarenos anónimos que llevan los senatus, las banderas o las varas de las insignia, para los que la música del paso sólo es un rumor lejano y el rostro que da imagen a su fe algo que no verá hasta llegar al templo; eso sí, con la satisfacción de portar las insignias de su hermandad que, a un tiempo, son los emblemas de un barrio en su día más grande.
El Domingo de Ramos el peso de los recuerdos lo llena todo, memoria de las salidas esplendorosas de sol castigador y cirios corvados o de las aciagas amanecidas de agua o carreras para guarecer la cofradía. Recuerdos que dan forma a la ilusión de ver llegar una nueva Semana Santa con la túnica blanca colgada esperando el momento de lucir los vuelos de la capa por las calles de los nombres indianos: San Salvador, Brasil, Río de la Plata o Montevideo. Los días previos el nazareno habrá pisado las mismas calles soñando la mano al pecho fijando el antifaz al rostro, dejando ver los siglos descritos por Rafael Montesinos. Premonición de un rito que ya es inminencia.
Cada año será un nazareno blanco el que en cada rincón de Sevilla anuncie que lo que se presentía por las tardes más largas en el Parque de María Luisa ha llegado y se ha hecho realidad. Sevilla más plena que ningún otro día. Nadie, que no lo haya vivido, se figura lo que se siente siendo “el primer nazareno”. Los niños corren a tu encuentro, desde los coches se vuelven señalándote, los camareros que sacan los primeros veladores a la calle se avisan -¡sal, que hay viene un nazareno!-, otros callan al verte pasar. Las figuras tanto tiempo ansiadas de los nazarenos, siempre los nazarenos, los nazarenos de la Paz, se hacen realidad por las calles.

Canto a la PAZ


Un bello texto de Antonio Murciano que, cosa rara, dedicó un tiempo de su pregón a la Hermandad de la Paz del Porvenir
Canto a La Paz.

Y de Victoria en Victoria
–nos revivimos– la historia
de aquel divino Jesús
y un pueblo –herida memoria–
que a su Dios le habla de tú.
1
Padre mío de la Victoria,
bendito padre Jesús,
dos sayones te colocan
sobre tus hombros la cruz,
esa cruz, –mano adelante–
que ilumina tu semblante
mientras la recibes tú.
¿Y tu madre, dónde está?
Virgen santa de la Paz.
Rezad por ella, rezad…
por ella os pido: escuchad:
2
(Soneto blanco, saetas y soleá)
La letra P mirádla aquí en mi frente,
la P de pan, la letra más del pueblo,
la P de padre y pobre y pena y patria,
la letra que promete primavera.
La primera en la frente. la segunda,
la A de angustia, de amargor, de ausencia,
dejadme convertirla en alegría,
en letra A de amor para la boca.
La tercera en el pecho, hablo de cruces,
hablo de guerras y de camposantos,
de la Z que encierra la ceniza.
Tres letras son y están en la esperanza.
Vénzanos la blancura de su nombre
y vuele por los cielos su paloma.
Paloma que cruza el Parque.
Luz que en el Porvenir brilla,
tienes de jazmín el talle;
tú eres la Paz de Sevilla
y la primera en la calle.
Que no roce ni una flor
ni se le enganche un varal,
que no roce ni una flor.
Ten cuidado capataz
que esa es la madre de Dios
y mi Virgen de la Paz.
Reina de los cielos eres
Madre de Dios de la Paz,
bendita entre las mujeres.