La túnica colgada aguarda revestir el cuerpo nervioso e ilusionado. El antifaz, armado ya con el capirote, espera señalar orgulloso el azul celeste del cielo de un nuevo Domingo de Ramos. La vida vuelve al centro del que todo nace, el vientre de la fe, el eje sobre el que pivota el ser, tu ser, el de los tuyos. Alfa y omega de los sentimientos, los que fueron creciendo desde la infancia y los que tomaron conciencia con la edad adulta, los arrebatados de amor y los llenos de dudas. No hay nada antes ni después, no hubo nada antes ni lo habrá después.
Mirarte lo colma todo, la vista te une Él definitivamente, te ancla a su ser como los zancos del paso lo anclan por siempre a su barrio, a sus calles, a su gente, a tu gente. Te imagino y con soñarte se llena todo, Cristo mío de la Victoria. Señor mío y de los míos. De los que estuvieron ante Ti y los que estarán cuando yo no esté. Buscar tus ojos y no encontrarlos es la misma historia de una vida, un caminar continuo que no termina. Hoy me vuelvo y desde debajo del antifaz que cubre mi rostro descubro una vez más tu Victoria, la que me emocionará por la mañana al despedir a los que de la mano me llevaban por primera vez ante tus plantas y a la que de la mía te vio un día con otros ojos, la misma Victoria que me quiebra la garganta y los ojos al imaginar como con los primeros tramos se irá mi sangre hecha ilusión con unos niños. Después, otra vez, me volveré a quedar a solas contigo con mis dudas y mis errores, esos que tu conoces mejor que yo mismo. La calle anegada de gente esperando que la primera luz que acaricie tu rostro rompa definitivamente la primavera y Tu, hijo del hombre y la ciudad, marques la hora en punto en el reloj de la vida. Otro Domingo de Ramos.
Las horas, el caminar despacioso, las calles, los rostros y las lágrimas, el golpear de los tambores, la musicalidad de las trompetas, el sol cegador, el refrescar de la última tarde, la noche en el Parque,... La vida misma un año más. Paz que deseamos para afrontar cada día y Victoria ante nuestras caídas diarias. Una y otra, y Tú nos sigues ayudando a vencer nuestro fallar, nuestro dudar, nuestro no poder. Tu que vences nuestro desasosiego y nos coges amoroso, siendo tus huellas las que se quedan marcadas en la arena de nuestra historia, porque no somos nosotros los que caminamos solos si no Tú quien nos llevas. Dios de Dios, Luz de Luz, Paz de Paz.
Culminado el camino sólo quedará el abrazo roto y desconsolado al hermano. Cima de amor y compromiso que se sella para siempre en las lágrimas emocionadas que te unen para siempre a los tuyos, a tus hermanos. Cuando el paso quede posado para siempre una vez más, no habrá otra renovación de la fe más honda que ese abrazo. Quiero seguir mirándote y no puedo, tu imagen se emborrona en mis ojos y los de los que te rodean, los ojos cansados quieren seguir unidos a Ti, Hijo de la Paz.
Esa túnica que espera blanca e impaciente, estará pasadas las horas ajada del día y con los vuelos ennegrecidos. Como una alegoría de la existencia, la túnica ha marcado en tu cuerpo con las horas el nacer y el morir, la ilusión por lo que llega y el dolor por lo que acaba. La cera abandonada de tu mano será semilla que muera para volver a la vida. Ten la certeza de que semilla ha caído en tierra fértil. Cumplido es el tiempo.
6 comentarios:
¡A la Gloria, hermano!
Buena Estación de Penitencia. Un abrazo.
Buena estación de penitencia para tí y para los tuyos.
¡Que bonito, Vicente!
Buena estacion de penitencia para ti y tus hijos acompañando al Señor de la Victoria, y a mi hermano Javi, debajo de las trabajaderas de la Virgen de la Paz.
Las túnicas blancas que el Domingo esperaban sembrar el camino de Victoria y Paz, hoy están cansadas y ennegrecidas pero con " la certeza de que la semillas ha caido en tierra fértil"
Me ha encantado pasear por tu blog, por mi barrio ¡Cuántos recuerdos me has traido a la memoria! El zapatero tan serio( jejejej), las vías del tren(traspasarlas era como adentrarse en otro mundo)la bodeguita de Manolo, Esperanza la del Kiosko, el kiosco de las brujas, Rosario en su quincalla donde parecía imposible que encontrara algo pero tenía de todo( que ya no están)...y tantas y tantas cosas que yo ya no recordaba Son muchas cosas las que han cambiado pero El Porvenir sigue teniendo la esencia de la belleza y el aroma de los naranjos, y yo sigo teniendo mi corazón divido entre Heliópolis y el Porvenir(los dos barrios, a cada cual más hermosos que me vieron nacer y crecer) Gracias por cada detalle que nos has dejado que aunque hayamos pasado mil veces junto a ellos no nos hemos ni fijado o ya lo teníamos olvidado. Un gran placer pasear por tus letras.
Un beso que te llegue al corazón
Ana
grande la paz,blancura que surca el parque de maria luisa en busca de la sevilla intramuros para dar testimonio de fe todos los domingos de ramos evangelizando la ciudad,gran hermandad,gran dia,gran blog,enhorabuena
Sólo decir GRACIAS, a unos por lo deseado y a otros por lo vivido.
FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN
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