
Hace algún tiempo vengo rondando la idea de escribir mis impresiones sobre el desarrollo histórico, poblacional y urbanistico de El Porvenir. SIn estridencias, este es el resultado de mis reflexiones. En la foto estan algunos de los protagonistas... (la foto me la cedió Felipe Retuerta y esta tomada en el antiguo salón parroquial de San Sebastián)
Antecedentes
El barrio de El Porvenir surge como tal a partir de la gestación del proyecto de una Exposición Iberoamericana en los años veinte. De las casas conservadas en la actualidad las más antiguas, datan de la primera década del siglo XX, construidas en el entorno de huertas que rodeaba la ermita de San Sebastián.
El primer desarrollo urbanistico se configura junto con la propia Exposición, entre los años veinte y los años treinta se crea un barrio, propiamente dicho, que se extiende desde la ermita y terrenos colindantes hasta la actual avenida de Felipe II, con la extensión que suponía la fábrica de gas de “La Catalana”, que a su vez suponía una barrera física para el crecimiento. El perímetro del barrio quedaba completamente definido y limitado por el este con la línea del tren de Cádiz y por el oeste el Parque de María Luisa. En definitiva El Porvenir surge como un “barrio aislado”. El concepto de barrio aislado se remarcaría más adelante con la exclusión de los terrenos de la actual Huerta de la Salud con espacio complementario de la feria del Prado, en el que se instalaría la calle del Infierno.
El Porvenir se configura como un barrio de aluvión, al que llegan a vivir sevillanos de otros barrios. En unos casos, los que definen su apariencia sociológica, familias pudientes que construyen hotelitos con zonas ajardinadas y que dan la imagen pretendida de barrio del futuro, de ahí el nombre de “El Porvenir”. Pero también conviven numerosas familias humildes de clase trabajadora, vinculadas a las fábricas y talleres cercanos y otros que van apareciendo en la zona: fábrica de gas, RENFE, Pirotecnia, Corominas, Flex, Maderas de Alonso Cueli, etcétera o posteriormente los talleres ABC o Tussam. Estas familias se concentran en las viviendas del Patronato y las viviendas municipales, en la zona de Diego de la Barrera.
En este mismo sentido surgen edificios de viviendas al estilo de los clásicos corrales de vecinos, de los cuales aún permanecen, aunque notablemente modificados, el antiguo cuartel de la guardia civil en Felipe II, calle Colombia o la esquina de Gaspar Alonso con Porvenir.
La primera expansión
Una vez estabilizado el barrio, la primera expansión urbanística surge en los años sesenta con el desarrollo de la Avenida de Felipe II y supone un crecimiento importante de habitantes, lo que lleva aparejada la aparición de los centros escolares más relevantes, que llegan allí procedentes del centro. Esta generación de sevillanos que llega, no se acaba de sentir identificada con el barrio, sintiéndose arraigada en sus barrios de procedencia, sin embargo, son los hijos de esta generación (entre los que me encuentro) los que sí se vinculan a El Porvenir y generan un grupo de población más importante frente al conjunto de la ciudad, debido a una cuestión puramente cuantitativa, hasta entonces los vecinos eran muy pocos, ahora son muchos más. Aunque el barrio sigue siendo algo lejano y extraño a muchos sevillanos para los que la única representación formal de El Porvenir es el Domingo de Ramos. Un ejemplo de esta situación, aparentemente menor pero que refleja esta circunstancia, se da en la nómina de hermanos de La Paz, que en este grupo de edad (hermanos de los años 70-80) son mayormente hermanos de su hermandad familiar, con la que llegan al barrio, y de La Paz en la que se inscriben una vez asentados en él.
Ahora bien, el barrio sigue con ese “aislamiento”. La fábrica de gas sigue funcionando, la vía de tren aún no se ha soterrado y el traslado de la feria en 1973 no supone una urbanización inmediata de los terrenos, que quedarán baldíos durante unos años. Por otra parte el desarrollo hacia el sur es también significativo con zonas parcialmente sentidas como extensión del barrio, es el caso de La Estrella y alrededores, hasta la ciudad sanitaria, en los que conviven viviendas con talleres industriales procedentes de la época de la exposición, de los que algunos aún existen.
La segunda expansión
La construcción de los bloques de pisos de la Huerta de la Salud en los años ochenta da lugar a una nueva expansión poblacional que se siente afectivamente ligada a El Porvenir. Este crecimiento vuelve a abrir el barrio a la ciudad, en la medida en que llegan personas de fuera, pero los terrenos de la RENFE y el Puente de la Enramadilla siguen conformando una frontera física evidente. Asimismo se produce una intensa transformación del entorno de la calle Colombia, Juan Pablos, etcétera, donde las casas de vecinos dan paso a edificaciones más modernas.
Las fronteras se rompen. Tercera expansión
El crecimiento y modificación de la ciudad derivado de las obras de la Exposición de 1992 y años posteriores rompen definitivamente el cerco de El Porvenir. El soterramiento de la vía del tren, la desaparición del Puente de la Enramadilla y liberación de los terrenos colindantes hacen que el barrio se conecte a la trama de la ciudad, sin que haya que entrar y salir de él. Ahora ya los sevillanos transitan y se pueden comunicar a través de estas calles, que hasta ahora, casi no llevaban ni traían a ningún sitio, sólo al mismo barrio.
La demolición de la fábrica de gas y posterior construcción de viviendas en los años 90 suponen la tercera expansión demográfica. En este caso se da una circunstancia peculiar y es que los protagonistas son, mayoritariamente, hijos de la primera y segunda expansión que, por sentirse completamente ligados afectivamente al territorio se quedan a vivir en él. En menor medida, este fenómeno se da también en la conexión del barrio hacia San Bernardo, Nervión y La Calzada, manteniéndose así la cercanía a los orígenes.
La última expansión
Este último crecimiento, aún en curso, se plasma con la puesta en valor de los terrenos militares de la Pirotecnia y conectan El Porvenir con el barrio del Tiro de Línea. La construcción de viviendas en el eje de Ramón Carande y el inminente desarrollo del solar de Tussam están suponiendo un nuevo crecimiento directamente ligado al barrio. En este futuro, ya casi presente, aparece una nueva circunstancia, hasta ahora inexistente y es la proximidad de los centros universitarios, que en un futuro pueden marcar de alguna manera la vida de El Porvenir.
Conclusión
Este recorrido espacio-temporal no son más que reflexiones que con el tiempo he ido madurando al escribir el blog, y que aquí quedan para quién tenga paciencia de leerlas y no digo ya de repensarlas.
El primer desarrollo urbanistico se configura junto con la propia Exposición, entre los años veinte y los años treinta se crea un barrio, propiamente dicho, que se extiende desde la ermita y terrenos colindantes hasta la actual avenida de Felipe II, con la extensión que suponía la fábrica de gas de “La Catalana”, que a su vez suponía una barrera física para el crecimiento. El perímetro del barrio quedaba completamente definido y limitado por el este con la línea del tren de Cádiz y por el oeste el Parque de María Luisa. En definitiva El Porvenir surge como un “barrio aislado”. El concepto de barrio aislado se remarcaría más adelante con la exclusión de los terrenos de la actual Huerta de la Salud con espacio complementario de la feria del Prado, en el que se instalaría la calle del Infierno.
El Porvenir se configura como un barrio de aluvión, al que llegan a vivir sevillanos de otros barrios. En unos casos, los que definen su apariencia sociológica, familias pudientes que construyen hotelitos con zonas ajardinadas y que dan la imagen pretendida de barrio del futuro, de ahí el nombre de “El Porvenir”. Pero también conviven numerosas familias humildes de clase trabajadora, vinculadas a las fábricas y talleres cercanos y otros que van apareciendo en la zona: fábrica de gas, RENFE, Pirotecnia, Corominas, Flex, Maderas de Alonso Cueli, etcétera o posteriormente los talleres ABC o Tussam. Estas familias se concentran en las viviendas del Patronato y las viviendas municipales, en la zona de Diego de la Barrera.
En este mismo sentido surgen edificios de viviendas al estilo de los clásicos corrales de vecinos, de los cuales aún permanecen, aunque notablemente modificados, el antiguo cuartel de la guardia civil en Felipe II, calle Colombia o la esquina de Gaspar Alonso con Porvenir.
La primera expansión
Una vez estabilizado el barrio, la primera expansión urbanística surge en los años sesenta con el desarrollo de la Avenida de Felipe II y supone un crecimiento importante de habitantes, lo que lleva aparejada la aparición de los centros escolares más relevantes, que llegan allí procedentes del centro. Esta generación de sevillanos que llega, no se acaba de sentir identificada con el barrio, sintiéndose arraigada en sus barrios de procedencia, sin embargo, son los hijos de esta generación (entre los que me encuentro) los que sí se vinculan a El Porvenir y generan un grupo de población más importante frente al conjunto de la ciudad, debido a una cuestión puramente cuantitativa, hasta entonces los vecinos eran muy pocos, ahora son muchos más. Aunque el barrio sigue siendo algo lejano y extraño a muchos sevillanos para los que la única representación formal de El Porvenir es el Domingo de Ramos. Un ejemplo de esta situación, aparentemente menor pero que refleja esta circunstancia, se da en la nómina de hermanos de La Paz, que en este grupo de edad (hermanos de los años 70-80) son mayormente hermanos de su hermandad familiar, con la que llegan al barrio, y de La Paz en la que se inscriben una vez asentados en él.
Ahora bien, el barrio sigue con ese “aislamiento”. La fábrica de gas sigue funcionando, la vía de tren aún no se ha soterrado y el traslado de la feria en 1973 no supone una urbanización inmediata de los terrenos, que quedarán baldíos durante unos años. Por otra parte el desarrollo hacia el sur es también significativo con zonas parcialmente sentidas como extensión del barrio, es el caso de La Estrella y alrededores, hasta la ciudad sanitaria, en los que conviven viviendas con talleres industriales procedentes de la época de la exposición, de los que algunos aún existen.
La segunda expansión
La construcción de los bloques de pisos de la Huerta de la Salud en los años ochenta da lugar a una nueva expansión poblacional que se siente afectivamente ligada a El Porvenir. Este crecimiento vuelve a abrir el barrio a la ciudad, en la medida en que llegan personas de fuera, pero los terrenos de la RENFE y el Puente de la Enramadilla siguen conformando una frontera física evidente. Asimismo se produce una intensa transformación del entorno de la calle Colombia, Juan Pablos, etcétera, donde las casas de vecinos dan paso a edificaciones más modernas.
Las fronteras se rompen. Tercera expansión
El crecimiento y modificación de la ciudad derivado de las obras de la Exposición de 1992 y años posteriores rompen definitivamente el cerco de El Porvenir. El soterramiento de la vía del tren, la desaparición del Puente de la Enramadilla y liberación de los terrenos colindantes hacen que el barrio se conecte a la trama de la ciudad, sin que haya que entrar y salir de él. Ahora ya los sevillanos transitan y se pueden comunicar a través de estas calles, que hasta ahora, casi no llevaban ni traían a ningún sitio, sólo al mismo barrio.
La demolición de la fábrica de gas y posterior construcción de viviendas en los años 90 suponen la tercera expansión demográfica. En este caso se da una circunstancia peculiar y es que los protagonistas son, mayoritariamente, hijos de la primera y segunda expansión que, por sentirse completamente ligados afectivamente al territorio se quedan a vivir en él. En menor medida, este fenómeno se da también en la conexión del barrio hacia San Bernardo, Nervión y La Calzada, manteniéndose así la cercanía a los orígenes.
La última expansión
Este último crecimiento, aún en curso, se plasma con la puesta en valor de los terrenos militares de la Pirotecnia y conectan El Porvenir con el barrio del Tiro de Línea. La construcción de viviendas en el eje de Ramón Carande y el inminente desarrollo del solar de Tussam están suponiendo un nuevo crecimiento directamente ligado al barrio. En este futuro, ya casi presente, aparece una nueva circunstancia, hasta ahora inexistente y es la proximidad de los centros universitarios, que en un futuro pueden marcar de alguna manera la vida de El Porvenir.
Conclusión
Este recorrido espacio-temporal no son más que reflexiones que con el tiempo he ido madurando al escribir el blog, y que aquí quedan para quién tenga paciencia de leerlas y no digo ya de repensarlas.