Es la última del barrio, una calle escondida que desemboca en la Huerta de la Salud, pero no desde el corazón del barrio como las calles Cruz e Isabela, si no haciendo una barreduela desde la calle Filipinas.
Siempre fue una calle de casas humildes, una acera la conforman las traseras de las casas de la calle Cruz y la otra pequeñas casitas que se apoyan sobre el muro del Cuartel de Ingenieros. Eran casas de una planta con tejadillo de uralita, que poco a poco se fueron remozando hasta ofrecer hoy un airemaravillsos, con sabor a calle de pueblo, acogedora y orillada de naranjos, en la que sólo faltan las sillas en las puertas al caer la tarde.
Un pequeño placer urbano.
1 comentario:
esta era la calle de las rabonas... tenías la impresión de que nadie te descubriría por allí... pero la sombra del Perico era alargada...
la prima de mi padre vivía en el tramo que enfila el bar del Ciri... estuve a punto de mudarme allí pero no hubo acuerdo familiar, qué gran pérdida...
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