la blanca Paz caminando
va despacio paso a paso
por las calles de su barrio
En unos día nuestra Virgen de la Paz volverá a pasar por las calles del Porvenir en el Rosario de la Aurora. (fotografía de la web de la Hermandad)
Textos sobre el barrio de EL PORVENIR de Sevilla y la HERMANDAD DE LA PAZ, barrio histórico nacido con la Exposición Iberoamericana de 1929. Su nombre procede de la idea que surge a principios del XX de una arquitectura de chalets y calles con arbolado como ciudad del futuro... del "porvenir". En él tiene su sede la Hermandad del Señor de la Victoria y María Santísima de la Paz. La Hermandad de la Paz.
6 comentarios:
Que la Paz salga a la calle siempre es motivo de alegría.
Tras su encuentro con las calles del Porvenir en esta amanecida cercana, la próxima que verán sus ojos llorosos será la de una nueva Semana Santa.
¡Qué poco parece quedar para que esta llegue siempre que se nombra su virginal blancura!!
Recuerdo aquella vez que salió la Paz extraordinariamente.
Iba de ida a la Catedral, eran las 7 de la mañana aproximadamente, Santiago me hizo llorar a lagrima viva con su manera de hablarle a la Virgen.
Siempre recordaré ese momento como uno de los más bellos, aparte de que es la Cofradía que todos estamos locos porque salga porque:
¡YA ES DOMINGO DE RAMOS!
El primer Rosario de la Aurora fue una idea propuesta por nuestro hermano Eugenio Moreno, con la intención de conmemorar esa salida extraordinaria con motivo del cincuentenario de la Hermandad
Recuerdo esa salida extraordinaria que nombra dama. Creo que fue en 1988, 8 añitos y quizás ni siquiera cumplidos tenía yo, pero tengo grabada la imagen del paso de palio de regreso por la Plaza de la Contratación.
Aquella fue la primera vez que vi la Paz de noche, la segunda sería cuando regresó desde la Catedral hace unos cuantos Domingos de Resurrección, en una procesión que mezclaba la ilusión del Domingo de Ramos con una extraña sensación de nostalgia.
1989
Sí, 1989 y, si mi memoria no me falla, víspera de unas elecciones generales.
Yo recuerdo especialmente el paso por la Huerta de la Salud, la llegada hasta allí por las calles del barrio y el paso por la plaza del Triunfo cuando estaba amaneciendo una mañana preciosa.
Estuve buena parte de esa mañana con un entrañable amigo, costalero del Señor de la Victoria, que me dijo más de una vez: "Lo que yo daría por medir una palmo menos y poder meterme bajo ese palio".
Mi respuesta -yo que soy un frustrado costalero del Señor también por motivos de altura- fue que "Dios le da pañuelo a quien no tiene narices".
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