Las calles vacías sobre las que cae el sol, clavando a plomo el verano sobre los adoquines del suelo y las fábricas y cales de las paredes, se muestran más solitarias que de costumbre. Uno de los precursores de este mundillo en clave sevillana, Paco Robles, me recomendó echarle un vistazo al texto Fervor de Buenos Aires, de Borges, para que comprobara las analogías con mi barrio. El argentino describe las calles de su "Buenos Aires querido" con descripciones que, en muchos casos, podrían emplearse del mismo modo para hablar de El Porvenir. Os dejo una pequeña muestra.
Buen verano a todos y en septiembre nos encontraremos de nuevo, si Dios quiere.
LAS CALLES
Las calles de Buenos Aires (de El Porvenir) ya son mi entraña. No las ávidas calles, incómodas de turba y ajetreo, sino las calles desganadas del barrio, casi invisibles de habituales, enternecidas de penumbra y de ocaso y aquellas más afuera ajenas de árboles piadosos donde austeras casitas apenas se aventuran, abrumadas por inmortales distancias, a perderse en la honda visiónde cielo y llanura. Son para el solitario una promesa porque millares de almas singulares las pueblan, únicas ante Dios y en el tiempo y sin duda preciosas. Hacia el Oeste, el Norte y el Sur se han desplegado -y son también la patria- las calles; ojalá en los versos que trazo estén esas banderas.
Las calles de Buenos Aires (de El Porvenir) ya son mi entraña. No las ávidas calles, incómodas de turba y ajetreo, sino las calles desganadas del barrio, casi invisibles de habituales, enternecidas de penumbra y de ocaso y aquellas más afuera ajenas de árboles piadosos donde austeras casitas apenas se aventuran, abrumadas por inmortales distancias, a perderse en la honda visiónde cielo y llanura. Son para el solitario una promesa porque millares de almas singulares las pueblan, únicas ante Dios y en el tiempo y sin duda preciosas. Hacia el Oeste, el Norte y el Sur se han desplegado -y son también la patria- las calles; ojalá en los versos que trazo estén esas banderas.
BARRIO RECONQUISTADO
Nadie vio la hermosura de las calles hasta que pavoroso en clamor se derrumbó el cielo verdoso en abatimiento de agua y de sombra. El temporal fue unánime y aborrecible a las miradas fue el mundo, pero cuando un arco bendijo con los colores del perdón la tarde, y un olor a tierra mojada alentó los jardines, nos echamos a caminar por las calles como por una recuperada heredad, y en los cristales hubo generosidades de sol y en las hojas lucientes dijo su trémula inmortalidad el estío.
Nadie vio la hermosura de las calles hasta que pavoroso en clamor se derrumbó el cielo verdoso en abatimiento de agua y de sombra. El temporal fue unánime y aborrecible a las miradas fue el mundo, pero cuando un arco bendijo con los colores del perdón la tarde, y un olor a tierra mojada alentó los jardines, nos echamos a caminar por las calles como por una recuperada heredad, y en los cristales hubo generosidades de sol y en las hojas lucientes dijo su trémula inmortalidad el estío.
ARRABAL
A Guillermo de Torre
El arrabal es el reflejo de nuestro tedio. Mis pasos claudicaron cuando iban a pisar el horizontey quedé entre las casas, cuadriculadas en manzanas diferentes e iguales como si fueran todas ellas monótonos recuerdos repetidos de una sola manzana. El pastito precario, desesperadamente esperanzado, salpicaba las piedras de la calle y divisé en la hondura los naipes de colores del poniente y sentí Buenos Aires. Esta ciudad que yo creí mi pasado es mi porvenir, mi presente; los años que he vivido en Europa son ilusorios, yo estaba siempre (y estaré) en Buenos Aires.
A Guillermo de Torre
El arrabal es el reflejo de nuestro tedio. Mis pasos claudicaron cuando iban a pisar el horizontey quedé entre las casas, cuadriculadas en manzanas diferentes e iguales como si fueran todas ellas monótonos recuerdos repetidos de una sola manzana. El pastito precario, desesperadamente esperanzado, salpicaba las piedras de la calle y divisé en la hondura los naipes de colores del poniente y sentí Buenos Aires. Esta ciudad que yo creí mi pasado es mi porvenir, mi presente; los años que he vivido en Europa son ilusorios, yo estaba siempre (y estaré) en Buenos Aires.
6 comentarios:
Has Septiembre si Dios quiere querido amigo.
Y esperemos volver con las pilas cargadas.
Un abrazo.
Que descanses.
Y que conste que me acordé de tí en el Mercado de Abastos de Sanlúcar...
Acertadísima la lectura en clave Porvenir de estos textos (preciosos) de Borges. Aunque mis estancias (oh nostalgia) en el barrio son fugaces, reconozco esa paz de domingo por la tarde. Que tengas un buen verano.
hola, me gustaria poder habalr con usted por emial peronolo se cual e selsuyo, porloque le agradeceria k me escribiera al mio
elcostal@gmail.com
gracias
Al principio de la calle Exposición y esquina a la del Porvenir, estaba la Farmacia de don Armando.
La farmacia sigue estando, aunque y no es de la familia.
Publicar un comentario