Los días pasan lentos, y al pasar por las calle del barrio los pensamientos confluyen indefectblemente en el Domingo de Ramos. En unos días estas mismas calles veran pasar sus nazarenos blancos. Andaremos ese camino, calle que pisarán mis pasos. Los árboles, aún mortecinos de otoño, comienzan a mostrar incipientes los brotes rosados de sus flores.
Río de la Plata abajo saldrá la cofradía y las calles del barrio esperan ya impacientes, hasta despedirnos por Brasil camino del Parque. A partir de mañana sólo serán dieciseis días de marzo.
5 comentarios:
Hoy tengo que discrepar contigo, querido Del Porvenir. Los días están volando. Apenas hace nada que estas vísperas echaron a rodar, y el lunes será el principio del fin, pues al otro domingo es el Pregón, y al siguiente... Domingo de Ramos bendito.
Un fuerte abrazo amigo.
¡Qué poco queda, amigo, para que tú te vistas de blanco y yo de celeste!
¡Que poco queda! Merece la pena seguir adelante.
Muchas gracias por tus palabras pero no podía seguir con un blog donde la sombra de la duda sobrevolara la memoria de los mios y sobre todo cuando en algunas entradas aparece la foto del Señor de la Salud.
Intentaré seguir adelante con un nuevo blog aunque por ahora solo soy capaz de colgar música.
Un abrazo.
Glauca Maria.
PD. Cuando veas María ya sabes que soy yo, he decidido suprimir el nombre de mi niña.
Gracias por el detalle de pasarte por aquí.
Pues sí, que poquito nos queda. El Domingo día de transistores para escuchar el pregón mientras se planchan las túnicas...
Disfrutemos,amigos.
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